domingo, 20 de septiembre de 2009

La fuerza del bambú


Hace unos días conocí esta característica del bambú japonés. Resulta ser que una vez sembrada la semilla, regada y abonada, durante los primeros meses la gramínea no crece de manera apreciable. Durante siete largos años se mantiene en ese estado, podría decirse que las semillas no fueron fértiles o que el cultivador no tiene la experiencia adecuada para hacerla crecer.

Sin embargo, en el séptimo año, la planta crece en solo seis semanas, más de treinta metros.

Durante los primeros años el bambú estuvo desarrollando su complejo sistema de raíces que luego le permite expandirse hasta alcanzar esa altura.

Por analogía, me ha pasado muchas veces querer alcanzar soluciones rápidas a problemas de larga historia. No me daba cuenta que en realidad, al igual que el bambú, necesitaba un crecimiento interno y que este requiere tiempo y esfuerzo.

Ser perseverante, saber esperar, prepararse en forma continúa, aprender nuevos hábitos, desprenderte de otros, no darse por vencido aunque los resultados no aparezcan en forma inmediata, es el camino.

Puede ser frustrante y tedioso el proceso de tu desarrollo interior, pero si lo logras, estarás preparado para sostener el éxito cuando este por fin se materialice.