miércoles, 26 de marzo de 2008

Solo preguntas


  1. ¿Qué nos pasa a los emprendedores que tenemos tantas ideas y no podemos desarrollarlas?
  2. ¿No será que no somos tan buenos emprendedores?
  3. Aquellos que lograron transformar una gran idea en una sólida empresa. ¿Cuáles habrán sido tres de las principales virtudes o fortalezas con las que contaron?
  4. ¿Qué será mas importante, el bendito plan de negocios para convencer al inversor o direccional todos nuestros escasos recursos en testear la oferta?
  5. ¿Cuántos de nosotros, hicimos un plan de negocio, solo para nosotros?
  6. ¿Somos capaces de darlo TODO por nuestra idea? ¿TODO?
  7. ¿Tenemos la humildad para reconocer que nos falta aprender mucho, pero mucho, siempre?
  8. ¿Por qué algunos lo han logrado y nosotros no?
  9. ¿No necesitaremos empezar a encauzar toda la sinergia que existe en la web y comenzar hacernos cargo nosotros mismo de lo que nos pasa?
  10. ¿No será hora de juntarnos, aunar esfuerzos, organizarnos, y ser nosotros mismos los que produzcamos el cambio? De adentro hacia fuera.
  11. ¿No será hora de empezar?

Si vas a comentar estaría bueno que agregues tus preguntas.

miércoles, 19 de marzo de 2008

La batalla de la quinta categoría

Me apresto a librar la peor de todas las batallas. La más dura. La más cruel. En soledad, pero sabiendo que muchos pueden acompañarme, enfrentare por estos días a la banca oficial con el objetivo de conseguir fondear mi nuevo emprendimiento. Cargo con mi pasado aventurero e irresponsable que me llevó a convertirme en “sujeto irrecuperable, categoría 5” para las normas del Banco Central de la República Argentina. Aun más, no poseo patrimonio (tangible que puede valuarse monetariamente). Como si fuera poco, sobre mi conciencia también se sientan unos cuantos intentos por construir algún negocio exitoso que no fueron posibles. Soy realista, la contienda está casi perdida. Casi. ¿Por qué entonces, gastar energías y recursos en algo que de ante mano, se que es imposible? Tengo más de una razón:

  • Mi propia naturaleza me impide resignarme. Soy de los que piensan que con ideas, coraje y decisión se producen los cambios.
  • Un patrimonio intangible que me permite seguir soñando.

  • La fuerza interior necesaria para recuperarme y aprender de mis errores.

  • El hambre de la Gloria, por encima de resultados económicos.

  • El instinto intacto para encontrar la oportunidad (siempre falle en la ejecución, nunca en la elección).

  • La experiencia y el temple necesario para seguir adelante más allá de los obstáculos.

  • Un proyecto que ganó un concurso.

  • Voluntad para seguir aprendiendo día tras día. Sin pausas. Sin saltos.

  • Un equipo de emprendedores entrenados durante mas de un año.

  • Una red de contactos importantes que me apoya.

  • Y algo que suma y mucho, la posibilidad de firmar acuerdos con dos empresas de primera línea.

Atrás de cada numerito con el cual nos marcan, hay personas con historias. Analizar por el solo hecho de saber cuanto tengo para saber cuanto te doy, es por lo menos, poco serio. Clasificar a las personas como irrecuperables porque no han podido honrar en tiempo y forma sus compromisos, es como mínimo, bochornoso, más aun, cuando quienes lo hacen, fueron los mayores estafadores de la historia económica del mundo.

Estimados señores, este blog es mi trinchera, la batalla ha comenzado.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Crónica de un paraguas de seis pesos

Tiempo atrás, al regresar de un agotador día laboral, mi esposa me comenta: "mirá que lindos, hoy me acorde, y al pasar por el centro compre los paraguas."

Cinco para ser más exacto. Cuando le pregunte ¿Cuánto los había pagado? Me respondió orgullosa: "seis pesos cada uno. ¿No están bárbaros?." La verdad que yo observaba los paraguas y no podía creerlo. Corrían los tiempos en que el kilo de tomate costaba dieciocho pesos, es decir, casi seis dólares americanos (por si alguien desde el extranjero lee esta entrada). Apertura automática, telas de colores, varillas cromadas, algunos con silbatos para hacerlos diferenciadores, pirulos decorados con ribetes dorados. Y todo por seis pesos.

Transcurrieron las primeras lluvias y los paraguas soportaron estoicamente su bautismo de fuego. Pero con la llegada marzo y la proximidad del otoño empezaron los problemas. Una mañana me dirigía a una reunión. El día pintaba con una lluvia de esas que por más que lleves paraguas igual te mojás. El viento no era muy fuerte pero si insistente. Y ahí fui yo, a encarar mi día con mi paraguas de seis pesos. La combinación de un poco de viento y lluvia fue mucho. No podía mantenerlo en posición por más de tres minutos seguidos porque el viento (que vuelvo a repetir) era apenas tenue, lo desarmaba por completo.

En ocasiones, hechos como este me hubiera irritado mucho, pero por suerte me estoy entrenando para detectar oportunidades. Un emprendedor de raza debe ser capaz de transformar una anomalía en una oportunidad de negocio. Debe tener la suficiente sensibilidad para percibir las pre-ocupaciones que flotan en la sociedad. Esas de las que nadie se hace cargo y construir su identidad a partir de esas observaciones. Debe aprender de la cultura japonesa. Solo lo invisible es japonés. Claro, mi pobre paraguas era made in china.