domingo, 30 de diciembre de 2007

Riesgos y consecuencias del emprendedor amateur

Hoy quiero contarte que riesgos y cuales consecuencias podes sufrir, si tu comportamiento sigue siendo amateur. Este tipo de emprendedor construye su negocio confiando en su don divino de creer que las cosas pueden realizarse casi instantáneamente y sin necesidad de razonamiento. Una vez encontrada la idea, pasa directo a la ejecución solo con su intuición como mapa de recorrido. Si crees que esto está bien, estás en graves problemas. Si tu negocio es exitoso y factura millones y piensas que nada hay que cambiar, bastará con que averigües que le está pasando a Kodak, Blockbaster, la Enciclopedia Británica y hasta la mismísima Yahoo!, entre otras. No sigas corriendo riesgos, capacítate, conoce a tus clientes, estudia a tu competencia, innova continuamente, elabora planes de contingencias, no te olvides que estamos en Argentina, aun estás a tiempo.

Las consecuencias producto del amateurismo intuitivo son catastróficas, cuando la idea fracasa.

Si bien es cierto que existen proyectos que pueden hacerse sin capital, la mayoría requiere de este para su desarrollo. La primera fase es financiada por quienes se conocen con el nombre de las 3F (Family, Friends and Fools). Si no logras consolidarte superado el star-up, empezarán los problemas. Perderás lo más valioso que puede tener un ser humano: la confianza. Perderás amigos. Para tu familia, algo habrá cambiado, para el banco, serás irrecuperable, para inversores, casi un ser despreciable. Esto, no sabes como duele. Lastima lo más profundo del alma. Tu vida navegará a la deriva por mares desconocidos. En estas condiciones es cuando más tienes que confiar en ti mismo, porque solo tu espíritu emprendedor te sacará a flote. Piensa que al fin y al cabo, el fracaso es una de las posibilidades que siempre va a estar. Es el costo que pagamos por nuestros éxitos futuros.

Pero la vida siempre nos da una nueva oportunidad, si algo similar te está pasando, y estas leyendo este post, es porque naufragaste sí, pero aun estás vivo. Lleva tu barco como puedas hasta la orilla, ponte de pie y vuélvelo a intentar. Eso sí, construye mapas seguros. No vuelvas a chocar otra vez con el mismo témpano. Conviértete en profesional.

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